Esta entrada está completamente dedicada a una de mis parejas favoritas en este momento: Sydney y Adrian de Bloodlines. Si no han leído el primer libro de esta serie les recomiendo encarecidamente que lo lean (es mejor leer la serie Vampire Academy primero, ya que ahí es donde se introduce el universo desarrollado por Richelle Mead, perooo pueden comenzar a leer Bloodlines sin haber leído la serie mencionada primero).
Porque me gusta tanto esta pareja?
· Es un amor prohibido. Ya lo había mencionado, los amores prohibidos tienen ese “je ne sais quoi” que lo hacen tan atractivos y deseados en las historias románticas.
· Porque son tal para cual. A pesar de que a simple vista ambos sean diferentes: ella siempre sigue las reglas, muy organizada y súper responsable; el fiestero, rebelde, incorregible, incomprendido, coqueto (y un grupo mas de etcéteras que lo hacen tan deseable :P), en el fondo son muy similares. Cito la frase de Bloodlines donde Sydney lo explica:
I also suddenly realized that, as unlikely as it seemed, Adrian and I had a lot in common. Both of us were constantly boxed in by others’ expectations. It didn’t matter that people expected everything of me and nothing of him. We were still the same, both of us constantly trying to break out of the lines that others had defined for us and be our own person. Adrian Ivashkov — flippant, vampire party boy — was more like me than anyone else knew.
· Porque cuando están juntos todo se ve más brillante. Tienen muchos momentos bonitos, y me encantó que el romance no fuera a primera vista sino que se fuera desarrollando de a poco, que fueran amigos y comenzaran a comprenderse. Cuando comienzan a apoyarse y defenderse es tan obvio que están enamorados, pero Sydney parece no notarlo. Lo admito: Sydney y Adrian me gustan mucho mas como pareja que Rose y Dimitri.
Traté de buscar un fragmento mágico de Sydney y Adrian en Bloodlines y The Golden Lily que no spoileara mucho pero que demostrara porque estos dos son especiales. Aquí está :D
“No, no… I mean… ” Adrian looked at me and then quickly averted his eyes. “After what he said about me, I can’t stand the thought that you might think less of me.” I was so surprised that I couldn’t muster a response right away. When I did, I blurted out the first thing that came to mind. “Of course I don’t.” He still wouldn’t look at me, apparently not believing my words. “Adrian.” I laid my hand over his and felt a warm spark of connection. He jerked his head toward me in astonishment. “Nothing he said could change what I think of you. I’ve had my mind made up about you for a long time… and it’s all good.” Adrian looked away from me and down to where my hand covered his. I blushed and pulled away. “Sorry.” I’d probably freaked him out. He glanced back up at me. “Best thing that’s happened to me all day. Let’s hit the road.” Fragmento de The Golden Lily |
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